Premio ACE a Mejor Director de Drama por
"El Barco Ebrio", de Dávila, New York 2016.
Muy difícil escarbar en las actividades teatrales en Guayaquil antes de los años 60s. Pero a partir de esta década sí, porque hay historias, recuerdos.
Por ejemplo, estaba el Teatro Agora de la Universidad de Guayaquil, dirigido por Ramón Arias, que puso en escena varias obras nacionales e internacionales con relativo éxito, y la concurrencia de poco pero selecto público, personas cercanas al Arte y la Cultura.
Luego el Teatro Guayacanes, dirigido por el inolvidable José "Pipo" Martínez Queirolo, que entregó a Guayaquil y al Ecuador un muy buen Teatro con obras de Pipo y algo de los mejores autores extranjeros, como "Calígula", de Camus, con la gran actuación de Isabel Martínez y Antonio Santos, que fué lo primero que ví de ellos. Luego muchas obras que alternaron la dirección entre Pipo, Othón Chávez y Ma Isabel Saad Herrería.
En 1969 se crea la Escuela de Teatro en la Casa de la Cultura, Núcleo del Guayas, bajo la Dirección de Ilonka Vargas de Saad y un grupo de experimentados profesores, llenando un vacío de muchos años: la formación técnica de actores. Sabemos que la vocación y/o el talento solos no son suficientes para ser un ACTOR. Así que la Escuela nos dió lo que nos faltaba.
Hay que destacar que las materias, Actuación, Expresión Corporal, Movimiento Escénico, Vocalización, Impostación de la Voz, Historia del Teatro, Historia del Arte, Literatura, Danza, Esgrima, Sicología, Sociología, y Talleres que se realizaron paralelamente con grandes personalidades del Teatro que visitaban Guayaquil, como Enrique Buenaventura, Augusto Boal, María Escudero, Atahualpa del Cioppo, Fabio Paccioni, Martha Esvisa y Joel Noboa, respondían a una Escuela de Teatro Universal: la Rusa.
La formación que recibimos fué excelente! Más aún para quienes teníamos vocación, interés por las actividades artísticas. Yo, entre ellos. De allí que en Diciembre del 69 formé mi Grupo de Teatro Vanguardia con varios alumnos de la Escuela, debutando en una Convención Internacional con la obra de Enrique Gil Gilbert "La Sangre, las Velas, el Asfalto", obra épica de corte griego, aclamada con ovación de pié por los asistentes. Así nació Vanguardia e Ivan Argudo como Director.
Desde entonces, asumí la frase "O lo haces muy bien, o no lo haces", y la convicción de que el buen Teatro se logra a base de CALIDAD Y CONTENIDO. Siempre debe decirle algo al espectador, dejarle una enseñanza, un valor humano, pero con calidad escénica y buen gusto. Lo otro es simple panfleto. O pura "diversión" sin dejarte nada. Y así ha sido mi trayectoria, cuidando de brindar lo mejor, porque el compromiso del Artista con la Sociedad es ese: ser útil de alguna manera, dejar un mensaje positivo, incentivar al desarrollo de los principios morales, sociales, de convivencia y por el desarrollo que lleve a tu país por los mejores caminos de igualdad, democracia y justicia social.
Vanguardia se nutrió de esos contenidos y por ello tuvo el éxito que tuvo en Ecuador a lo largo de muchos años. Y mi labor como Profesor de Teatro en colegios y universidades fué igual, siempre creando gente positiva para el Teatro.
Algunas de las obras presentadas por Vanguardia fueron "Con gusto a muerte", de Jorge Dávila, "Los papeles del infierno" y "La Orgía", de Enrique Buenaventura, "Torquemada", de Augusto Boal, "Galaxia", de Ivan Argudo, "Té y Simpatía", de Robert Anderson, "El vendedor de ilusiones", de Pepe Guerra, "Seductor por accidente", adaptación de Ivan Argudo, y "Cuestión de vida o muerte", de Pipo Martínez, que fueron quizás lo más destacado de todo cuanto hicimos.
El movimiento teatral en Guayaquil se desarrolló fundamentalmente a nivel colegial, con la participación en festivales anuales que convocaban a miles de espectadores con lo que creció la afición por esta maravillosa actividad. Por supuesto que habían varios grupos semiprofesionales que presentaban obras a lo largo de los años, así como el Teatro Comercial representado por tres o cuatro compañías que ponían comedias de buena calidad, como la de Cecill Villar, por ejemplo, con "La pulga en la oreja" o "La jaula de las locas", por nombrar a dos de las mejores.
Años después llegó a Guayaquil el actor argentino Ernesto Suárez, quien convocó a un Taller auspiciado por el Municipio, del que salió el grupo "El Juglar", dedicado más bien a hacer un Teatro popular, dedicado al espectador menos acostumbrado a asistir a salas convencionales. Subsisten hasta hoy con su sala "El Angel", y su recordada "Mis adorables entenados" que llegó a pegar en la TV.
En 2002 partí a Estados Unidos, donde resido hasta hoy. He realizado muy buenos montajes de magníficas obras, siempre con mis principios teatrales y sociales intactos.
New York, Mayo 23 de 2020
Ivan.
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