Terminó al fin la horrenda campaña electoral en Ecuador. Jamás se había visto tanta agresividad, tanto odio, tantas injurias e insultos por todos los medios posibles, inclusive por los famosos "medios de comunicación social", adheridos a una candidatura descaradamente, a la que han apoyado incondicionalmente pues son parte de la élite, de las clases dominantes, del capital y la banca.
Ha ganado en esta desigual carrera el señor Guillermo Lasso, representante de la derecha, contando con el apoyo del "izquierdista" Pachakutik, brazo político del movimiento indígena; de la "Izquierda" Democrática; y de una veintena de partidos y movimientos autotitulados de "izquierda" o de centro (?). Es decir, en la segunda vuelta, fué un "cargamontón", como decimos los ecuatorianos, contra el Economista Andrés Arauz, representante de la izquierda moderada, hoy agrupada en el Progresismo.
Lasso obtuvo el 42% del total del sufragio, y Arauz el 40%. Los votos nulos y en blanco representaron el 18%, hablando en números redondos.
En número de votos: Lasso 4'656.426, Arauz 4'236.515, es decir 419.911 de diferencia.
Así pues, el 58% de los votantes NO lo hizo por Lasso.
Esto nos lleva a referirnos a los resultados de la primera vuelta en la que Arauz obtuvo un 34% de los votos, Lasso un 19%, y el resto entre cerca de 15 candidatos. Está claro que ese 23% adicional conseguido por Lasso provino del odio a una tendencia, a un lider como Rafael Correa, quien participó en la campaña apoyando a Arauz con todos los medios a su alcance, especialmente en las redes sociales. Esto logró dos efectos contrapuestos: consolidó el movimiento de la Revolución Ciudadana liderada por Correa, llevándola a ser la primera fuerza política del Ecuador, y permitió agrupar a la derecha auténtica con todas las demás tendencias de seudo izquierda, centro izquierda, centro y centro derecha, caciquismos y otros movimientos sin ningún porvenir.
Gobernará el señor Lasso con una mayoría endeble, heterogénea, sin valores ni principios que la unifiquen verdaderamente, y que a la larga le pasará factura (literalmente) cuando empiece a exigirle cuotas de poder. Aprovechará los primeros meses para consolidar el poder de la banca y el capital sobre el hombre, sobre el trabajador, hasta que los que votaron por él y contra Correa y la RC empiecen a sentir el dolor y sufrimiento de su error, de haberse dejado arrastrar por una campaña vil y rastrera, de no haber sabido distinguir entre amigos y enemigos, entre quienes están con el pueblo y quienes están contra el pueblo.
Será un poco tarde. La destrucción total, luego de los despojos que deja Moreno de Ecuador, se habrá consumado: educación, salud, seguridad, trabajo, servicios, serán recuerdo de un pasado no tan lejano que entonces añoraremos.
Queda la esperanza de un mañana mejor, que la juventud revolucionaria asuma la conciencia de liderazgo, que los actuales líderes entiendan la necesidad de preparar a las bases fortaleciéndolas ideológicamente, que dupliquemos la militancia pero con gente consciente, no novelera ni ocasional.
New York, Abril 24 de 2021
EMILIO
