Fué el lunes 3 de Diciembre de 1990, en la Ciudad de Portoviejo, Capital de la Provincia de Manabí, santa tierra de la familia Murillo-Farfán. Hasta allí habíamos llegado un grupo de familiares y amigos de Guayaquil a participar en la Ceremonia Eclesiástica uniendo "hasta que la muerte los separe" a Nilita y Leonardo (Ivan).
Yo conocía muy bien la bella Portoviejo, pues la había visitado muchas veces ya como turista, ya como Actor, pues era invitado a integrar el jurado del Festival "La Flor de Septiembre" que se celebra anualmente, en una muestra de varias disciplinas artísticas.
Pero esta vez era totalmente diferente: el Teatro quedó en Guayaquil y el viaje era para algo muy serio y trascendental: mi unión para la eternidad con mi adorada Nilita. Y tal como ocurrió con el matrimonio civil, se realizó en lunes, único día libre que me dejaba mi actividad actoral que desarrollaba en tres compañías.
La familia de Nilita lo había preparado todo y muy bien organizado. Llegué a casa de una de mis cuñadas, Ruchita. Allí me alisté para ir a la Iglesia de la Merced donde se celebaría la Ceremonia.
Finalmente llegué, ingresé y me ubiqué en el lugar destinado a recibir a la Novia. La ví más bella que nunca! Dado que su padre había fallecido muchos años atrás, la acompañó su sobrino Stalin Cedeño Murillo. La entregó a mí y se retiró a su lugar.
Del lado de mi Nilita estaba prácticamene toda su familia, principalmente su Mamá, sus hermanas y sobrinos, primas y primos, así como amigas muy queridas que viajaron desde Guayaquil, como Teresa Molina de Suárez, Rigna Ramírez y la "Negra" María Luisa Suárez. De mi lado, mis primos Rosa Moreno Macías y Gastón Sotomayor Macías, y los buenos amigos José Vicente Galecio y Cécill Villar. También estaba el infaltable "Flaco" Rodrigo por cuenta de ambos novios.
Toa Farfán Vda. de Murillo, Ruysdael Murillo, Nilita, Leonardo (Ivan), Rosa Moreno, Cecill Villar, Gastón Sotomayor y Monseñor Carvajal.
Con nuestra muy querida amiga Rigna Ramírez.
Lo pasamos muy bien, todo marchó a la perfección, lo que dice a las claras que la familia supo organizarlo todo con amor y sin omitir detalle. Pude conocer a muchos miembros de la familia, quienes me trataron con cortesía y afecto. Mi Suegra, Doña Rosa Toa Farfán viuda de Murillo se mantuvo un tanto seria, como que no terminaba de aceptar que había "perdido a su hija", sin saber que muy poco tiempo después ganaría un hijo que llegó a amarla profundamente, con el respeto que ella merecía, con las atenciones más cálidas y emotivas que se pueden brindar a un ser tan bellamente especial como ella.
Así fué nuestro Matrimonio Eclesiástico; bello e inolvidable, que me dió la oportunidad de conocer gente linda y cariñosa, gente a la que agradezco por siempre todo lo que hicieron por nosotros; mi muy querida familia política.
Hoy, Jueves, Diciembre 3 de 2020, celebramos el Aniversario 30 de nuestra unión indisoluble para la Eternidad.
New York, Diciembre 3 de 2020
LEONARDO (IVAN)
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