El Halcón.
Al menos una vez a la semana, un hermoso Halcón visitaba a nuestro Principito. Llegaba y se posaba en uno de sus hombros, y parecía susurrarle algo al oído. El lo escuchaba atentamente y luego le decía cosas muy bajito, en una lengua que nadie podría entender.
Su madre lo observaba ensimismada, pero como conocía su gran pasión por la Naturaleza, creyó que había logrado domesticar al Halcón y jugaba con él.
Así pasaban largos minutos juntos, hasta que el ave ponía suavemente su pico en los labios del Principito, como una especie de beso de despedida. Emprendía el vuelo y desaparecía atras de las nubes.
El caso es que el Halcón era en realidad un Emisario de su Planeta que asumía esa figura para no crear sospechas, y venía a informarle sobre diferentes hechos que allá ocurrían, y a pedirle su opinión, sus consejos de cómo actuar en tal o cual circunstancia.
Había momentos en los cuales se aislaba a algun bello paraje de la Naturaleza, y si se lo observaba atentamente, parecía estar dialogando con las flores, con las aves, con los peces, y con otras especies del área. Pasaba así largo tiempo, luego de lo cual volvía a sus actividades cotidianas luciendo feliz y brillando cual una estrella.
Ni su madre, ni su hermana, ni su abuela, ni su familia en general, sabían el gran secreto de Owen. No podían saberlo. No era el tiempo aún.
New York, Mayo 9, 2019
Ivan
Foto cortesía de Jane K. Muller.
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