Nuestro Principito gustaba de la aventura, de viajar a diferentes lugares, de conocer gentes y costumbres. Con su familia, organizaban anualmente viajes de vacaciones a lugares distintos a los que busca la mayoría de la gente. Ellos se iban a una isla lejana donde estaban solo ellos, la familia y los más íntimos amigos. Esta costumbre la mantiene la familia.
Era su forma de disfrutar libremente, de gozar de la Naturaleza y la proximidad familiar que los unía más, mucho más que al comun de las familias. En realidad, la raíz de los Muller es sumamente fuerte, indisoluble, manteniéndolos siempre unidos y cercanos. Y a ellos se han unido otras raíces fuertes y poderosas como los Fischer y los Cummings, que viven en la misma ciudad y comparten todas sus actividades.
En su afán de conocer otros lugares, Owen viajó, entre otros, a Canadá y Brasil. Eso lo enriqueció mucho más en su conocimiento de la gente, de culturas diferentes a la suya. Y lo disfrutó grandemente.
Practicó deportes, creó una organización social-deportiva con chicos de barrio; adoraba la actuación teatral, cantar, bailar; fué un exitoso Modelo. Pero sobre todo, era un hijo ejemplar, un maravilloso hermano, nieto, sobrino, primo, y se brindó de corazón a quienes le daban su amistad.
De sus gustos personales hay que destacar uno que parece bastante raro: le encantaba el Pastel de Zanahoria! Todo lo contrario de los niños y adolescentes que detestan la zanahoria en particular, y los vegetales en general. Pero él moría por un buen Pastel de Zanahoria. En fin, un ser tan especial que había llegado de tan lejos, tenía que ser diferente!
New York, Mayo 11 de 2019
Ivan.
Fotos cortesía de Jane K. Muller.
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